El término cefalea (del latín cephalaea, y este del griego κεφαλαία, de κεφαλή, cabeza) hace referencia a los dolores y molestias localizadas en cualquier parte de la cabeza, en los diferentes tejidos de la cavidad craneana, en las estructuras que lo unen a la base del cráneo, los músculos y vasos sanguíneos que rodean el cuero cabelludo, cara y cuello. En el lenguaje coloquial cefalea es sinónimo de dolor de cabeza.
La cefalea es un síntoma muy frecuente, se estima que en los países occidentales la presenta al menos una vez al año el 50% de la población, aunque solamente el 20% ha presentado cefalea intensa en alguna ocasión a lo largo de su vida.
Si bien el dolor de cabeza es un trastorno generalmente benigno y transitorio que en la mayor parte de las ocasiones cede espontáneamente o con la ayuda de algún analgésico, puede estar también originada por una enfermedad grave que ponga en peligro la vida de la persona.
Los mecanismos que producen las cefaleas son diferentes según el tipo de la misma:
· Espasmo o inflamación de los músculos de la cabeza y el cuello.
· Distensión, tracción o dilatación de los vasos sanguíneos de la cabeza, incluyendo las arterias y venas tanto del interior del cráneo como externas al mismo.
· Inflamación, compresión o tracción de los nervios sensitivos craneales.
· Irritación de las meninges en la cefalea de la meningitis por ejemplo.
· Hipertensión intracraneal. Es decir aumento de la presión del líquido cefalorraquídeo en el interior del cráneo.
Puede ser una manifestación de la enfermedad de Wernicke.
Es importante conocer los siguientes datos, que nos ayudarán a reconocer el tipo de cefalea y su etiología:
· Sexo, edad, hábitos, profesión, antecedentes personales y familiares. También la edad de inicio de la cefalea, su evolución y periodicidad.
· Presencia o ausencia de pródromos, características del dolor, duración, frecuencia y localización.
· Síntomas acompañantes, como náuseas, vómitos o fiebre.
· Respuesta al tratamiento.
La exploración orienta al profesional sanitaria sobre el tipo de cefalea que presenta el paciente. Dependiendo de los síntomas acompañantes, el tipo de dolor, la edad y los antecedentes pueden ser necesarias diferentes tipos de exploraciones, se citan algunas de las que se emplean más habitualmente:
· Toma de tensión arterial para comprobar si existe hipertensión arterial.
· Signos meníngeos que pueden ser positivos en caso de meningitis.
· Fondo de ojo que permite determinar si existe hipertensión endocraneal.
· Exploración de senos paranasales si se sospecha sinusitis.
· Exploración de la arteria temporal para comprobar si existe arteritis de la temporal.
· Exploración neurológica, en busca de hemiparesia, ataxia, disminución del campo visual u otras alteraciones motoras y sensitivas.
El médico puede recomendar la realización de diferentes pruebas complementarias en casos seleccionados, en muchas ocasiones los datos principales provienen del interrogatorio y de las características localización e intensidad del dolor. Es usual la solicitud de estudios analíticos, entre ellos el hemograma, la VSG y la PCR.
También pueden solicitarse radiografías de cráneo y columna cervical si se sospecha sinusitis o lesiones óseas y tomografía axial computarizada (TAC) o resonancia magnética nuclear (RMN) para estudiar con detalle el tejido cerebral y detectar estructuras anómalas como tumores cerebrales.
Los siguientes signos o síntomas pueden ser indicativos de procesos agudos o de mayor gravedad, por lo que obligan a un estudio más exhaustivo y específico:
La cefalea en realidad es un síntoma que puede estar originado por una interminable lista de causas. La Sociedad Internacional de Cefaleas (International Headache Society, IHS) publica una clasificación actualizada periódicamente, en la cual se explican de forma detallada los distintos orígenes de esta afección.
Suponen en torno al 78% de las cefaleas, tienden a no ser graves, aunque el dolor puede ser muy intenso:
· Migraña. Es una cefalea muy frecuente, afecta entre el 12 y el 16% de la población mundial. Produce ataques de dolor intenso, que de forma característica afecta solo a la mitad derecha o izquierda de la cabeza, y se acompaña de náuseas, vómitos y sensación pulsátil.
· Cefalea tensional: Es la más frecuente. El dolor se presenta en toda la cabeza de manera regular. La sensación es que algo aprieta el perímetro de la cabeza. Suele producirse por contracturas musculares o estrés. Mejora mucho con la actividad física y la relajación. Es un dolor opresivo en banda que abarca todo el perímetro del cráneo. El tratamiento puede requerir medicación preventiva constante si los ataques son muy frecuentes, además del tratamiento del dolor agudo cuando este es muy intenso.
· Cefalea en racimos y otras cefalalgias trigémino-autonómicas: La cefalea en racimos es un tipo de dolor de cabeza extremadamente intenso, la cual recibe otros muchos nombres, como Cluster Headache, cefalea histamínica y cefalea de Horton. Todas estas denominaciones son sinónimos y pueden emplearse indistintamente. En este apartado se incluye también la hemicránea paroxística que es muy poco frecuente.
· Otras cefaleas primarias: Se incluyen varios subtipos, entre ellos la cefalea asociada a la actividad sexual, la cefalea benigna por tos, la cefalea benigna por ejercicio y la cefalea hípnica.
Son aquellas que están provocadas por una enfermedad conocida. Pueden deberse a enfermedades muy diversas y se dividen en los siguientes grupos:
· Cefalea atribuida a traumatismo craneal, cervical o ambos. Son cefaleas por traumatismo craneoencefálico.
· Cefalea atribuida a trastorno vascular craneal o cervical. Son cefaleas de causa vascular, es decir por alteraciones de los vasos sanguíneos, tanto arterias como venas. Están causadas por accidente cerebro vascular, o por arteritis de la temporal.
· Cefalea atribuida a trastorno intracraneal no vascular. Por ejemplo: cefalea por aumento de la presión del líquido cefalorraquídeo, cefalea por disminución de la presión del líquido cefalorraquídeo, o cefalea por neoplasia intracraneal.
· Cefalea atribuida a una sustancia o a su supresión. Son cefalea por abuso de medicación, drogas o por síndrome de abstinencia.
· Cefalea atribuida a infección. Causada por infección intracraneal, como la meningitis y la encefalitis; o por infecciones generales, como la gripe.
· Cefalea atribuida a trastorno de la homeostasis: hipoxia, diálisis, hipertensión arterial, hipotiroidismo.
· Cefalea o dolor facial atribuido a trastorno del cráneo, cuello, ojos, oídos, nariz, senos, dientes, boca u otras estructuras faciales o craneales. Se incluyen las cefalea causada por alteraciones del oído, como la otitis, de los senos paranasales entre ellas la sinusitis y del ojo, por ejemplo el glaucoma agudo.
· Cefalea atribuida a trastorno psiquiátrico.
· Cefalea causada por trastornos gastrointestinales. Actualmente, se ha demostrado que ciertos trastornos gastrointestinales son una causa subyacente de cefaleas y que su tratamiento puede conducir a la remisión o mejoría de las cefaleas. Entre ellos, cabe destacar la infección por Helicobacter pylori, la enfermedad celíaca, la sensibilidad al gluten no celíaca, el síndrome del intestino irritable, la enfermedad inflamatoria intestinal, la gastroparesia y los trastornos hepatobiliares.
· Neuralgias craneales y causas centrales de dolor facial. Incluye la cefalea por neuralgia del trigémino, por neuralgia del nervio glosofaríngeo y la cefalea por estímulos fríos o «cefalea del helado».
· Otros tipos de cefalea, neuralgia craneal y dolor facial central o primario. Incluye todas aquellas cefaleas que no pueden encuadrarse en ninguno de los apartados anteriores.